La situación carcelaria en Venezuela ha cobrado la vida de muchos presos. Actualmente el riesgo es aún mayor por la paralización de la justicia como consecuencia de la cuarentena obligatoria por COVID-19 y el aumento incesante del hacinamiento, lo cual ha sido denunciado en un sinfín de oportunidades por el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
No hay centro de detención preventiva o cárcel que se salve del hacinamiento. Así es el caso del Centro de Detención Policial de la Policía Municipal de Plaza en Guarenas, estado Miranda, donde se encuentran actualmente 95 privados de libertad divididos en 2 calabozos de 5 metros x 10. En ese lugar existe un calabozo adicional para presos enfermos y uno para mujeres.
El equipo de OVP conversó con familiares, quienes relataron las precarias condiciones que hay en el centro de detención, además de señalar con desesperación que temen por la vida de los que están bajo custodia en ese lugar.
Según declaraciones de una de las madres, un preso falleció hace tres meses después de ser diagnosticado con tuberculosis y no recibir tratamiento mientras que otro reo perdió la movilidad en las piernas por la misma enfermedad y su hijo está en estado crítico, pesa 44 kg con 26 años de edad y también fue diagnosticado con TBC. Gracias a la insistencia de la madre, se logró que lo trasladaran a un centro de salud cercano donde está siendo tratado.
Ante esta grave situación, familiares solicitaron una mesa técnica a las autoridades del lugar, que luego de ser aprobada en el mes de enero de este año, se llevó a cabo un operativo médico en el cual se determinó que 30 presos deberían ser atendidos y se les mandó a hacer placas por presentar afecciones respiratorias y altos niveles de desnutrición. Tres meses después no se han realizado dichos chequeos médicos, lo cual pone en riesgo a los 95 privados de libertad que se encuentran actualmente en el lugar.
Allí desde hace un año están paralizados los traslados, hay presos con el tiempo cumplido sin boleta de excarcelación. Siendo éste un centro de detención preventiva, hay presos que tienen más de cinco años recluidos en estos espacios y la mayoría tienen procesos judiciales sin respuesta.
Una situación que agrava la calidad de vida de los presos del PoliPlaza es que este centro no está adaptado para largos periodos de reclusión, no hay espacios donde puedan recibir la luz del sol, asearse, hacer sus necesidades o recibir visitas.
A esto se le suma que son los mismos familiares quienes deben llevar agua para el consumo, agua para bañarse y la comida diaria. Por lo retirado del lugar y la cuarentena que les impide el traslado diario, son muchos los presos que se quedan sin alimentos ni agua potable de manera constante.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones
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