La crisis de alimentos también afecta a los presos. Los familiares de reclusos que están detenidos en calabozos policiales tienen que asumir estos gastos, pues el Estado no otorga recursos para esta población carcelaria que, según cifras oficiales, es de 33.000. Madres y esposas de reos que están en comisarías hacen peripecias para llevarles comida a sus parientes e, incluso, pagan vacunas a funcionarios que las extorsionan para dejarles pasar alimentos, tal y como ocurre en la sede de la Policía Nacional Bolivariana ubicada en Boleíta.
En 2016 dos presos han muerto por desnutrición en Polichacao. Fuentes extraoficiales de esa policía municipal informaron que en la actualidad 12 reos de los 63 que están detenidos en esos calabozos no reciben alimentos por parte de sus familiares, por lo que tienen que “ganarse la voluntad” de sus compañeros de celda que les dan comida si éstos colaboran con la rutina de limpieza.
Texto e investigación: @Angelicalugob
Edición audiogalería: @Monkda92