La crisis carcelaria se ha trasladado a los calabozos policiales y es que desde hace más de cuatro años desde el Ministerio de Asuntos Penitenciario se han dedicado a no permitir la entrada de los presos a las cárceles venezolanas, alegando que son ellos quienes deben autorizar los cupos, desacatando por completo la decisión de un Tribunal de Justicia.
Esta medida impuesta por el Estado ha convertido a los calabozos en sitios de reclusión permanente, aun cuando el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) ha advertido a lo largo de los años que los calabozos según la ley venezolana son para la estadía de una persona en un lapso máximo de 48 horas y no tienen las condiciones mínimas para la permanencia de personas por largos tiempos.
En el primer trimestre del 2019 según el monitoreo realizado por OVP se han registrados 31 muertes en los calabozos policiales, de las cuales 12 han sido de forma violenta, bien sea por disparos en intentos de fuga, estrangulados, asfixiados, el uso de armas blancas y golpes, así mismo dos suicidios. Han muerto 17 presos por condición salud, las casusas reales han sido enfermedades como tuberculosis, hepatitis, uno de los reos murió por insuficiencia renal, otro quien padecía de VIH y no recibió el tratamiento adecuado y también se presentaron casos en donde los presos murieron por desnutrición pues no había quien les llevara comida.
OVP ha constatado que en todo el país se repite la misma situación en los calabozos de las policías nacionales, regionales, municipales, del CICPC y GNB, en cada uno están alrededor de 200 o 300 personas recluidas cuando son sitios con capacidad para 20, 30 o hasta 50. En la Policía Nacional Bolivariana (PNB) de Boleíta en el estado Miranda es donde se presenta la situación más crítica de hacinamiento, la capacidad es para 250 personas y a finales del año pasado tenían aproximadamente a mil presos lo que se traducía en un 400% de hacinamiento.
Humberto Prado, coordinador general de OVP indica que en cada calabozo policial las situaciones de convivencia son inhumanas los presos deben dormir parados, sentados, sus necesidades las hacen en bolsas, potes, no tienen acceso a las duchas libres, no salen a tomar el sol, debido a ello se les nota una piel amarillenta y además se registran muchas enfermedades en la piel. Las visitas aunque son semanales escasamente son de 15 minutos o hasta de 5 minutos, tiempo insuficiente para compartir con sus familiares. Prado también indica que la alimentación va por cuenta del familiar y por lo que ha constatado el OVP en cada sitió más del 60 % no recibe alimentación diaria, incluso hay presos que ni siquiera tiene una familia que vele por ellos y por lo tanto no reciben alimentos y es allí cuando vienen las muertes por hambres o los quebrantos y cuadros de desnutrición que hacen vulnerables a los presos para que contraigan alguna enfermedad.
A pesar de los reiterados llamados de atención por parte de OVP y las advertencias el Estado ha hecho caso omiso y lejos de mejorar la situación, continúan avalándola y la encargada del Ministerio de Asuntos Penitenciarios quien es la principal responsable del caos penitenciario sigue haciéndose la que no tiene nada que ver con el problema ante estos hechos que se traducen a una sistemática violación de los Derechos Humanos de los presos.
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Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones