Irreconocibles por su estado de descomposición, así describieron los familiares el estado cadavérico de las víctimas de la masacre ocurrida el 1 de mayo en el Centro Penitenciario Los Llanos (Cepella) en Guanare, estado Portuguesa, quienes además aseguraron que sólo lograron identificarlos por los tatuajes u otras marcas en sus cuerpos.
Familiares se acercaron hasta la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) para obtener más información sobre la identidad de los fallecidos y algunos lograron identificarlos a través de fotografías. En tanto, los cadáveres eran ingresados a la sede del Servicio Nacional de Medicatura y Ciencias Forenses (Senamecf).
Asimismo, el equipo del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) conoció que los cadáveres no fueron debidamente refrigerados porque las cavas de la medicatura forense tienen dos años dañadas, así como tampoco había camillas suficientes ni insumos para el aseo del lugar. Incluso algunos cuerpos fueron dejados en camillas pero a la intemperie.
En Senamecf tampoco contaban con personal suficiente, por lo que solicitaron apoyo de Caracas, Lara y Barinas. Finalmente, la entrega de los cuerpos se convirtió en un verdadero calvario, los familiares tenían que entregar hasta tres y cinco copias de las cédulas de identidad, lo que para ellos solo era un intento más para retrasar la entrega.
No fue hasta las 9:00 de la noche del 2 de mayo, tras 36 horas de espera, que los deudos retiraron cinco cuerpos, porque horas más tarde se fue la luz y no pudieron continuar.
El domingo 3 de mayo entregaron otros 17 cadáveres, mientras que los no identificados fueron enterrados en fosas comunes. Cabe destacar que, durante la entrega, uno de los familiares se percató de que le estaban entregando un cuerpo equivocado y una vez más arrancó el proceso de revisión en el estacionamiento, donde aglomeraron los ataúdes.
“Quienes recibimos los cuerpos casi a la medianoche los llevamos directamente al cementerio, no había de otra. No pudimos darle una cristiana sepultura como era debido, hasta eso nos arrebataron”, expresó un familiar en medio de su dolor.
Carolina Girón, directora de OVP, manifestó que la situación de los heridos durante la masacre es inhumana, pues en el principal centro asistencial de Guanare no cuentan con los insumos médicos para atenderlos y son los familiares quienes deben proveerlos.
En medio del caos y la desinformación sobre la situación actual dentro del penal, algunos familiares han logrado comunicarse con los privados de libertad, incluso varios que están en el hospital, pero hasta la fecha hay muchos que desconocen el paradero de su ser querido.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones