Más de 1.300 presos sobreviven en la actualidad en el Internado Judicial de Ciudad Bolívar, estado Bolívar, mejor conocido como cárcel de Vista Hermosa. La falta de medidas de protección, asistencia médica y suministro de alimentos durante la cuarentena obligatoria por el Covid-19 ha contribuido al incremento constante de la “causa” mensual que pagan los familiares de los presos para su manutención.
El equipo del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) conoció que en Vista Hermosa, que es un penal sin régimen penitenciario, los reclusos deben cancelar cierta suma de dinero al mes para preservar su integridad física, lo que en el argot penitenciario es conocido como “causa”. En este caso los montos oscilan entre 15 y 20 dólares e incluso aceptan bolívares según la tasa de cambio del día.
Los familiares se han mostrado muy preocupados por esta situación, tomando en cuenta que muchos venezolanos no están trabajando desde el primer registro de la pandemia en el país, aunado al funcionamiento limitado de las entidades bancarias, lo que podría poner en peligro la integridad física de sus deudos, quienes viven a merced de un grupo que lidera al resto de la población penal.
No todos pagan “causa”, según explicaron los familiares. Existe un grupo denominado los “Manchados” que son los que se encuentran en la entrada del penal y han sido desterrados a esa zona por el incumplimiento de normas internas impuestas por el líder negativo, conocido como “Pran”.
Sumado al hacinamiento y la desidia reinante en las cárceles venezolanas, los familiares de los presos de Vista Hermosa deben hacer maniobras para trasladarse hasta el recinto, pues aunque no les han suspendido el pase de paquetería sí han tenido que disminuir la cantidad de veces que puedan llevar alimentos.
“Algunos como en mi caso y el de otras vecinas íbamos a llevar la comida diaria al penal, pero por la falta de transporte y efectivo lo hacemos dos veces a la semana”, explicó el familiar de un interno.
En Vista Hermosa tampoco cuentan con agua potable de forma regular, por lo que los presos no pueden cumplir con las principales medidas de prevención contra el Covid-19, tales como lavarse las manos con frecuencia.
Por el contrario, son éstas familias quienes han tenido que llevar desinfectantes, además de fabricar tapabocas para distribuirlos en el penal. Por esto mismo consideran que se debe realizar una desinfección dentro del recinto y además solicitan presencia de médicos que puedan evaluar a los enfermos con presunta tuberculosis y otras enfermedades infecciosas.
Muertes tras las rejas
Durante el mes de mayo, en esta cárcel del estado Bolívar se han registrado un total de tres personas fallecidas por distintas causas.
El 17 de mayo se reportaron dos muertes violentas, la primera fue la de Sócrates José Bravo Urbaneja, de 37 años de edad, quien fue conseguido colgado dentro de su celda. Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) están a cargo de las investigaciones para determinar si se trató de un suicido o un homicidio.
Ese mismo día reportaron el fallecimiento de Carlos Jesús Petit Venegas, de 33 años de edad, quien se encontraba en una de las torres haciendo una instalación de electricidad y murió tras perder el equilibrio y caer al vacío.
El tercer deceso fue el 22 de mayo. Se trata de un preso que murió de tuberculosis y fue identificado como Jesús Enrique Barreto Sánchez, de 27 años de edad. Según la información que obtuvo el equipo de OVP este fue uno de los reclusos que no recibió atención médica adecuada.
Carolina Girón, directora del OVP, recordó que los privados de libertad son una de las poblaciones más vulnerables ante esta pandemia, por lo que deben tener acceso a agua potable, además de suministro de tapabocas, alimentos y asistencia médica.
De la misma forma, Girón instó a realizar una investigación exhaustiva, oportuna y veraz sobre las denuncias por el cobro fraudulento de manutención dentro del recinto penitenciario.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones