Desde el 16 de marzo, cuando se decretó la cuarentena nacional por la presencia de Covid19 en Venezuela, se suspendieron las visitas en los penales de todo el territorio nacional. Ante esta situación, los privados de libertad manifiestan que se sienten desprotegidos y efectivamente son la población más vulnerable frente a la pandemia.
Algunos carecen de tapabocas, no tienen un suministro de agua adecuado para cumplir con la principal medida de prevención que es lavarse las manos con agua y jabón de manera frecuente. Además, las celdas carecen de limpieza, los índices de hacinamiento son alarmantes y tampoco cuentan con una alimentación balanceada.
Familiares de los más de 1.500 presos que se encuentran recluidos en el Centro de Formación del Hombre Nuevo El Libertador, conocido como Fénix Carabobo, están desesperados porque la población penal fue incomunicada tras la suspensión de la visita.
“Ninguno se ha comunicado, no sabemos si están bien, qué están comiendo, si los han atendido, cómo están los enfermos. Estoy segura de que ellos quieren saber de nosotros también, eso los desespera. Queremos y tenemos derecho a saber de ellos”, manifestaron varios familiares al equipo del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
Vale resaltar que el impedimento de comunicación con el exterior vulnera una de las Reglas Mínimas de las Nacionales Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Mandelas).
La regla número 58 se refiere al contacto con el mundo exterior, en la cual se expresa que los reclusos deberán comunicarse con sus familiares de forma periódica. En esta prisión de la entidad carabobeña, los reclusos tienen más de un mes sin comunicación con sus deudos.
Carolina Girón, directora del OVP, exhortó a la Defensoría del Pueblo y al Ministerio Público para que velen por la integridad de los presos venezolanos, garantizando así que los reclusos puedan comunicarse y llevar tranquilidad a sus hogares.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones