Fiebre, vómitos y diarrea son los síntomas que presentan una gran cantidad de privadas de libertad en el anexo femenino del Centro Penitenciario David Viloria, mejor conocido como Uribana en el estado Lara, el cual actualmente alberga a 220 mujeres. Así lo denunció un grupo de familiares ante el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), quienes aseguraron que las reclusas reciben muy pocos alimentos, como por ejemplo una arepa sin relleno en el desayuno y una tacita de pasta o arroz.
Las condiciones inhumanas a las que sobreviven las privadas de libertad en Uribana deja en evidencia el colapso del sistema penitenciario en esta y casi todas las cárceles del territorio nacional. Aunado al hacinamiento, el hambre y la falta de servicios básicos, las reclusas también deben lidiar con las presuntas amenazas de la directora, quien constantemente vocifera que les mandará a hacer la prueba rápida de COVID-19 para impedir el acceso de familiares e hijos, y por ende suspender el suministro de paquetería.
Tal como denunciamos el pasado 5 de noviembre, dos días atrás se registró una situación irregular cuando una de las detenidas, cansada por no tener agua para beber, bañarse, entre otras cosas, decidió salir al área externa del anexo que es usada para cocinar. Una vez que se encontraba en el lugar una custodia no le permitió abastecerse del líquido.
Tras una discusión, la funcionaria aparentemente maltrató a la reclusa e intervinieron al resto de la población que alzó su voz en señal de protesta por todas sus carencias. Durante la protesta, el anexo femenino fue tomado por funcionarios del Grupo de Respuesta Inmediata y Custodia (GRIC) del Ministerio de Asuntos Penitenciarios, quienes al parecer estaban armados y dispararon dentro del recinto, según la versión de algunos familiares que estaban visitando a presos de otros módulos en Uribana.
Tras la denuncia oportuna de los familiares, los funcionarios del GRIC se retiraron del penal pero continúan sucediendo irregularidades que atentan contra los derechos humanos de las internas. En ese sentido, desde el mes de abril OVP ha denunciado que los presos de la población masculina en Uribana pagaban en dólares por el suministro de agua potable.
En tanto, desde hace dos meses las peticiones de dinero por el derecho al agua comenzaron nuevamente y, en esta ocasión, las mujeres del anexo de Uribana también debían pagar si querían tener al menos dos o cinco tobos de agua. El precio del camión cisterna es de 50 dólares y el pago en bolívares depende del cambio de divisas en el día.
En un día murieron dos reclusos en Fénix Lara
El pasado viernes 20 de noviembre fallecieron dos reclusos en la Comunidad Penitenciaria Fénix-Lara, quienes fueron identificados como Jairo Colina, de 48 años de edad, y Juan Carlos Péres Querales, de 45 años de edad.
El primero presuntamente padecía de cirrosis hepática y tenía varios meses en delicado estado de salud, mientras que el segundo presentó mucha dificultad para respirar y además tenía indicios de desnutrición severa y tuberculosis. Ambos fueron trasladados al Hospital Central Antonio María Pineda, donde lamentablemente perecieron.
“Esos detenidos se están muriendo de hambre, en el penal no hay comida. Un preso que tenga tuberculosis o cualquier otra enfermedad debe ser bien alimentado, pero eso no se cumple en ninguno de los dos penales de Lara”, sentenció un familiar de un recluso, según reseñó La Prensa de Lara.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones